miércoles, 21 de septiembre de 2011

Chorreo de Catí

El pasado fin de semana, un pequeño grupo de Portillanos decidió que antes de que el verano acabara definitivamente, había que pegarse un último homenaje orientador,así que partimos hacia tierras Alicantinas para disfrutar de la liga nacional de Petrer. Como es ya costumbre en este tipo de carreras tan alejadas de nuestra tierra, fuimos pocos los osados que nos pegamos la paliza en coche hasta allí abajo; pero bueno, una nacional bien lo vale, ¿no?.

Al contrario que en otras ocasiones, la carrera del sábado era la distancia media, así que en cierto modo había que intentar no reventarse para no morir el Domingo en medio del monte (algo a lo que, por cierto, el calor contribuía enormemente). La carrera se desarrolló en un terreno con desniveles muy pronunciados y zonas algo pedregosas, así que para variar, los que somos de tobillos sensibles teníamos que ir con sumo cuidado. Y de los resultados... bueno, qué podemos decir, como habréis podido leer en alguna entrada anterior, los Andand-O en su mayoría tenemos la fea costumbre de entrenar en verano con el cubata en la mano, así que el objetivo de los H-21 de perder el menor número de puntos posible con respecto a los demás se vió medianamente cumplido, y el del solitario Andand-O en H-20, oséase, servidor, que es intentar no quedar último entre esa manada de bestias pardas que corren como gamos, se logró tambien.

Tras la carrera media, decidimos que lo mejor era pegarse un chapuzón en la playa antes de comer, porque si nos tiramos 6 horas y pico en coche para viajar a Alicante, pues por lo menos disfrutamos de todas las posibilidades que ésta tierra nos dá. Después, la sesión playera vino acompañada de un paseo por la ciudad de Alicante, con paso obligado por la bolera del centro comercial, la cual he de decir que a algunos nos tiene manía, porque ya puedes tirar 8 bolos, que la jodía te dice que solo le has dado a 5...

El Domingo, conscientes de la larga carrera que nos esperaba, llegamos al Xorret de Catí (cabe destacar que ningún ciclista sufrió un atropello, aunque los cabritos lo ponían bastante dificil) con las pilas cargadas. Como encargado de inaugurar la salida de todos nosotros, me aseguré de tantear un poco el terreno; cuál fue mi desgracia al ver que no me encontraría un abituallamiento hasta la baliza 14 e ir muerto de sed en la 3, motivo por el cual me acordé de la CamelBak de Charro muuuchas veces. Los resultados generales fueron algo peores de lo acostumbrados, pero claro, era mucho correr para tan poco entrenar.

Y de éste modo nos decidimos a volver a los coches para llegar lo antes posible a Pucela (que jugaba España la final del europeo de baloncesto y no es algo que a uno le gustara perderse) con la idea clara de que cuando lleguen las carreras en Octubre, el tono físico será mucho más adecuado para competir en este tipo de carreras.

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